jueves, 8 de septiembre de 2011

Los celtas ya conocieron y aprovecharon las diferentes aguas minerales de Galicia, no sólo como bebida en general, sino también algunas como medicinales, pues ya en el año 863 a. de J.C. el príncipe Baldud había descubierto en Bath (Inglaterra) las propiedades curativas del agua que allí manaba.
Más tarde, los romanos, que antes de venir a la península Ibérica ya tenían una buena experiencia minera y además en el uso de las aguas termales, se instalaron en la que ellos denominaron Gallaecia, por su variada e importante riqueza tanto en minerales, como en aguas termales. En las surgencias de esas aguas construyeron sus termas o spas (sanita per aquis), como las de Lugo, Carballo, Cuntis, Caldas de Reis, Molgas, Bande, Lobios, As Burgas y otras.
En épocas más recientes, a finales del siglo XIX y principios del XX, tuvo un gran auge la balneoterapia en Galicia, construyéndose importantes y magníficos edificios, como los de Mondariz, O Carballiño, Acuña y Guitiriz. Alrededor de los años 50 se sufre a nivel nacional, e incluso en otros países, una crisis en el uso de los balnearios, que se dejó sentir también en Galicia, y que duró hasta mediados de los años 80, en los que la recuperación y modernización de muchos de ellos ha sido importante. Actualmente continúa esta tendencia y existen buenas perspectivas para el futuro, por lo que se están realizando varios proyectos para abrir nuevos balnearios.
El patrimonio hidromineral de la Comunidad Autónoma de Galicia es muy importante, como se puede ver en los 14 balnearios que actualmente existen con unas instalaciones muy modernas y completas para uso tanto hidropínico como tópico, más 4 que se utilizan sólo para bebida de sus aguas, por lo tanto en curas hidropínicas. Además hay 8 casas de baño y 6 antiguos balnearios en construcción o en proyecto de reapertura.